lunes, 12 de mayo de 2014

“Me fui con más inquietudes que al llegar. Repensando las efemérides en el Nivel Inicial”


“Me fui con más inquietudes que al llegar. 

Repensando las efemérides en el Nivel Inicial”

Por: Vanesa Apablaza

Abstract:
Surgen diversas inquietudes y desafíos al pensar cómo abordar las efemérides en el Nivel Inicial, ya que los docentes tenemos una gran responsabilidad en acercar a los niños a la Historia Nacional. En la práctica surgen propuestas estereotipadas y muchas veces carentes de sentido para los niños. Por lo tanto se debe reflexionar y repensar éstas prácticas de manera que enriquezcan las experiencias de los niños.

Desde pequeña siempre me interesó todo lo relacionado a las Ciencias Sociales, especialmente la Historia y más aún la Historia Argentina. Conocer el pasado, problematizarlo, buscar información y distintas opiniones siempre llamó mi atención.
Al comenzar mis estudios en el Profesorado de Nivel Inicial, sentía que ese interés pasaría a un segundo plano. Pero al cursar materias relacionadas a la Didáctica en el Nivel Inicial y especialmente a la enseñanza de las Ciencias Sociales y su abordaje, me di cuenta que era mucho más complejo de lo que podía imaginar porque no todo el contenido de la Historia puede ser enseñado en el Jardín sino que hay que proponer un abordaje con los niños que los acerque a la realidad compleja y multidimensional, por lo tanto se deben utilizar distintas dimensiones de análisis que permitan establecer relaciones para llegar a distintas conclusiones. Para el análisis debemos tener en cuenta: la dimensión relativa ala Función Social, la Dimensión Social, la Dimensión Espacial, la Dimensión Temporal, la Dimensión Tecnológica, la Dimensión Económica, la Dimensión Política y la Dimensión Cultural.
Estas dimensiones permitirán abordar el estudio de contextos que estén adecuados a la edad de los niños, pero no por eso, simplificados, con una coherencia interna y dónde se puedan establecer relaciones que se irán desarrollando durante el trabajo en clase. Por lo tanto, la selección de un contexto facilita la lectura del ambiente, que no puede ser abordado en su totalidad.

     Expresado de esta forma suena muy interesante, pero el gran desafío aparece cuando vamos a la práctica. En mi recorrido como alumna practicante y escuchando a compañeras que trabajan en diversas instituciones, surge un problema a la hora del abordaje de las Ciencias Sociales en la sala. Muchas veces, las docentes se encuentran con la dificultad y el temor de realizar un acto para abordar una Efeméride en particular. En ese momento surgen diversos problemas porque aún están muy arraigadas creencias del enfoque tradicional donde se planteaba una descripción de la vida cotidiana, los vendedores ambulantes, los medios de transporte, sin problematizar estos conocimientos, sumado al uso de conceptos tan abstractos como “Independencia” y “Libertad”. Se recurría a estereotipos y prácticas inadecuadas como: las niñas y niños  más lindos eran “damas antiguas” y “caballeros”, y el resto “los negritos”, “vendedores ambulantes”. Los niños recitaban versos de memoria, sin entender en profundidad lo que había sucedido, muchas veces se seleccionaba a los más “inteligentes o más aptos” para actuar o recitar un verso y el resto del grupo no participaba o para que todos estuvieran en el escenario se creaban  papeles de árbol, charco, étc. Por lo tanto, estos actos se transformaban en una carga tanto para los niños, las docentes y los padres. De hecho, hoy en día se pueden encontrar en algunas escuelas resabios de estas tradiciones, cuyos orígenes y causas fueron desdibujados por el tiempo y se alejan de los nuevos enfoques. Basta con recordar nuestra biografía escolar y seguramente algún recuerdo aparecerá en relación a estas prácticas que durante años fueron incuestionables. Sin ir más lejos, en mi propia experiencia, siempre hice el papel de “negrita” porque no era rubia…
También se pueden ver otros tipos de intereses relacionados a modas o “Marketing” realizando por ejemplo, fiestas de cierre del año lectivo exclusivamente para “mostrar” a los niños, se los somete a largos ensayos armando  una puesta en escena para los adultos, y se pierden de vista los intereses y derechos de cada niño.

Frente a esta situación se fueron despertando en mí algunos interrogantes: ¿Cómo llevar a cabo propuestas con un alto contenido social y emocional, respetando las características y necesidades de los niños que son los protagonistas y destinatarios de los actos escolares?, ¿De qué manera podemos cambiar estereotipos y prácticas inadecuadas que están tan arraigadas en la comunidad escolar?, ¿Cuál es el propósito de un acto escolar en relación con la Historia Nacional?, ¿Qué valor tienen estos encuentros familiares o comunitarios, como oportunidad para la transmisión de la historia personal y la Historia Nacional?

Como propone Beatriz Goris, se ha ido transformando este enfoque en pos de propuestas que expliquen la realidad, la indagación de los cambios, el análisis de los cambios sin perder la complejidad. En este enfoque se abren nuevas propuestas para el abordaje de las efemérides donde se puedan establecer relaciones, elaborar conclusiones, identificar cambios y permanencias.

Con todas estas inquietudes decidí asistir a mi primer Jornada de Capacitación, que abordaba el tema de las Efemérides en el Nivel Inicial, focalizando la figura de Belgrano a lo largo de los hechos Históricos más sobresalientes de la época. Fue así que llegué a la Jornada  preguntándome: ¿Para qué voy a una Jornada de Capacitación?, ¿Cómo aprovechar al máximo ésta oportunidad  para llevarlo a mis prácticas docentes?, ¿Cómo realizar un correcto abordaje de las diversas efemérides sin caer en la simplicidad o estereotipos?, ¿Qué estrategias y recursos puedo utilizar para llevar acabo el trabajo en la sala?
Realmente estaba muy interesada y con ganas de participar y aprender, sentía una gran expectativa por enriquecer mis saberes acerca del abordaje de las efemérides.
La jornada abordó diversos temas, por un lado el contexto histórico en el cual Belgrano fue una figura importante. Datos biográficos y de conocimiento cultural sobre la época, que me resultaron acertados para pensar las diversas propuestas que se planteaban en torno a las distintas efemérides. ( 25 de Mayo, 20 de Junio, 9 de Julio, 17 de Agosto). En menor medida se vieron temas exclusivos a la didáctica de las Ciencias Sociales, como por ejemplo: redacción de contenidos, organización de las actividades, elaboración de preguntas problematizadoras, que se encontraban implícitas en las distintas propuestas. Todo estuvo justificado histórica y didácticamente por quién realizó la Jornada, y personalmente sentí que eran propuestas útiles y aplicables, dónde se veía un trabajo previo de investigación, relación y análisis que el docente debe realizar previamente para llevar el abordaje a la sala. Por lo tanto fui contestando las diversas inquietudes que tenía al principio y fui enriqueciendo mis saberes.
El problema fue que durante la jornada, la gran mayoría de docentes y estudiantes que asistieron no estaban conformes con lo tratado, y “esperaban algo más útil”. ¿Algo más útil? O ¿Algo más simple que fuera directo a la implementación en la sala?, ¿Algo que no me lleve mucho trabajo  previo para implementarlo?, ¿Algo que me venga “masticado” dónde no me tenga que esforzar?
Y esto me hizo pensar en nuevos interrogantes ¿Qué tipo de docente queremos?, ¿Realmente se aprovechan estas jornadas? O ¿Sólo son un requisito, una obligación por parte de las instituciones?
Como docentes tenemos una gran responsabilidad que es perfeccionarnos, estudiar continuamente para enriquecer las experiencias y saberes de los niños. Y sentí que en la mayoría de los casos, quienes asistieron lo hicieron cómo una obligación o una búsqueda de “recetas mágicas” listas para implementar.
Obviamente cuando uno asiste a una jornada puede estar de acuerdo o no con quién la lleva a cabo y la idea es que se abra un espacio de encuentros, diálogo y diferentes opiniones, dónde se manifiesten inquietudes... Este espacio se habilitó en la Jornada, pero no fue aprovechado por estas docentes y futuros docentes que se quedaron en la cómoda situación de decir “no me gustó” o “no me va servir”, o “por lo menos me llevé un libro con planificaciones”.
Y esto produjo en mí una sensación de vacío e irresponsabilidad por parte de docentes que no toman enserio su función, que desaprovechan los espacios de encuentro, de problematización y reflexión y de búsqueda de nuevos conocimientos.
Quién coordinaba la Jornada al comienzo de la misma dijo: “Es bueno que tengan interrogantes e inquietudes al llegar, pero se van a ir con nuevos interrogantes  que posibilitarán la búsqueda de nuevos conocimientos...” Es verdad surgieron en mí nuevos interrogantes porque me preocupa el tipo de docente que quiero llegar a ser, ¿Cómo evitar caer en una situación cómoda, dónde la práctica docente es rutinaria, estereotipada y sin problematizar ni buscar nuevas estrategias? Y también me preocupa ver que muchos docentes han caído en esta situación y no son conscientes de lo que eso implica.
Frente a todo esto,  creo cómo docentes somos responsables de transmitir diversos conocimientos, entre ellos uno muy importante: la Historia Nacional, porque los niños forman parte de un pueblo, una Nación que se fue gestando por el accionar de hombres y mujeres que tenían diversas ideologías y características personales. Trabajar las efemérides en el Nivel Inicial es acercarlos a esta historia que influye en nuestra vida personal, que permite explicar y comprender nuestra sociedad. Considero que este acercamiento debe realizarse desde el respeto, la concientización de las posibilidades y particularidades de nuestros niños.
Nuestras propuestas deben abordar la historia desde una mirada que se centre en la construcción de la identidad, rescatando la diversidad, hablando de las diferencias, las desigualdades, sabiendo que la realidad es un construcción social colectiva. Obviamente no hay recetas mágicas y cómo docentes debemos investigar, probar y evaluar si nuestras propuestas cumplen con estos objetivos, sin perder nunca de vista los derechos de la Infancia y el respeto por la misma.